Tarsila do Amaral, figura central del modernismo brasileño, era una rica hacendada cafetera, pero redibujó su destino como pintora y tendió puentes entre el primitivismo indígena y el cubismo europeo, abordando la compleja cuestión de la identidad, un asunto que sigue de actualidad tanto en Brasil como en Europa.
El Museo Guggenheim Bilbao acoge Tarsila do Amaral. Pintando el Brasil moderno, una ambiciosa exposición monográfica con 147 obras -50 pinturas- de la artista que recorre toda su carrera y que se puede ver hasta el 1 de junio.
Creadora original, su obra está atravesada por el imaginario popular, pero recoge también las transformaciones de la modernidad, la evolución social y las luchas obreras en un Brasil en busca de su identidad multicultural y multirracial.
‘El coco’ de Tarsila do Amaral. Foto: © Ville de Grenoble – Musée de Grenoble / J.L. Lacroix
«Inventó un lenguaje artístico, moderno y brasileño al mismo tiempo, en una época en la que Brasil se estaba inventando como país, como imaginario nacional y como identidad fuerte», destaca a TVE, Cecilia Braschi, la comisaria de la muestra.
Tarsila do Amaral nace el 1 de septiembre de 1886 en Capivari, en una familia de caficultores. Su infancia transcurre en la hacienda familiar, donde toca el piano y aprende francés con su institutriz belga. En 1902, ella y su hermana viajan a Europa con sus padres, que las dejan internas en el Colegio del Sagrado Corazón, en Barcelona.
A los 18 años se casa con André Teixeira Pinto, un primo lejano, con quien tiene una hija, Dulce, en 1906. El matrimonio solo durará 9 años y Tarsila se traslada a São Paulo, donde recibe clases de pintura académica y se dedica a la música.
París, 1920, Tarsila asiste a la Académie Julian y al taller de Émile Renard. Su hija vive en un internado en Londres. En la capital francesa advierte la fascinación exótica que Brasil ejerce sobre su círculo de amigos. Usa el cubismo como un método de análisis para adueñarse de su paisaje físico y mental, superando convenciones y prejuicios.
Autorretrato de Tarsila do Amaral con manto rojo. Foto: © Museu Nacional de Belas Artes/Ibram, Rio de Janeiro / Jaime Acioli
De vuelta en São Paulo, en 1922, Tarsila funda el grupo de los Cinco, con Anita Malfatti, Paulo Menotti del Picchia, Mário de Andrade y Oswald de Andrade, quien luego será su segundo marido. Participa en la revista mensual Klaxon, la primera vinculada al arte moderno en Brasil.
Regresa a París, va a clases de André Lhote; se une a los talleres de Fernand Léger y Albert Gleizes; ese verano viaja a Italia y más tarde recorrerá Grecia, Turquía, Líbano, Palestina y Egipto.
Trotamundos incansable viaja a Río de Janeiro durante el Carnaval, y visita las ciudades históricas de Minas Gerais. Tras una revuelta militar, Tarsila regresa a París e inaugura su primera exposición individual en la galería Percier de París, en junio de 1926.
Movimiento antropofágico
Su cuadro Abaporu (hombre que come carne humana, en la lengua tupí-guaraní) inspira el movimiento antropofágico, cuyo manifiesto defiende que Brasil debe devorar la cultura extranjera y crear su propia cultura revolucionaria.
‘Urutu’ de Tarsilia do Amaral, 1928. Foto: © Gilberto Chateaubriand MAM Rio de Janeiro / Romulo Fialdini et Valentino Fialdini
El desplome de la Bolsa de Nueva York, obliga a Tarsila a hipotecar su hacienda de Santa Tereza do Alto. A finales de 1929, se separa de Oswald, tras tres años de matrimonio.
En 1931, viaja a la Unión Soviética junto a su nueva pareja, Osório César, médico psiquiatra y escritor. Expone en el Museo Nacional de Arte Moderno Occidental de Moscú y en el Salon des surindépendants en París, junto a Sonia y Robert Delaunay y Georges Vantongerloo, participa en la construcción de residencias para artistas.
‘Costureras’ de Tarsilia do Amaral, 1950. Foto: © Romulo Fialdini
Otro golpe de estado en Brasil, la lleva a pasar un mes en la cárcel por su estancia en Moscú. En 1933, protesta con la SPAM (Société Pour l’Art moderne) y el CAM (Clube dos Artistas Modernos). Sin ataduras sentimentales, se instala en Río de Janeiro junto a Luís Martins, escritor 21 años menor y su relación más larga, unos 15 años.
A lo largo de las décadas, Tarsila está siempre dispuesta a renovarse, a pesar de las inestables condiciones que debe afrontar como mujer emancipada y artista independiente, desde pintar retratos por encargo a sobrevivir escribiendo crónicas culturales para el Diário de S. Paulo.
‘Tierra’ de Tarsilia do Amaral, 1943. Foto: © Marcio Rangel
El reconocimiento le llega en las dos primeras ediciones de la Bienal de Sao Paulo y en 1964, junto a otros artistas, representa a Brasil en la XXXII Bienal de Venecia. Un golpe de Estado militar instaura una nueva dictadura en Brasil.
Tras una caída, una operación de columna la deja parapléjica. Su hija Dulce muere por la diabetes a los sesenta años. La última gran retrospectiva en vida de la artista se celebra en Río de Janeiro y São Paulo en 1969. Tarsila do Amaral fallece en São Paulo el 17 de enero de 1973 a los 86 años de edad.
‘Quietud III’ de Tarsilia do Amaral, circa 1960. Foto: © Ding Musa
La muestra monográfica está dividida en siete secciones: en la sala 202 se abordan París/Sao Paulo: pasaportes para la modernidad; Pequeña caipira vestida por Poiret; La invención del paisaje brasileño y Primitivismo e identidades; mientras que la sala 203 exhibe El Brasil caníbal; Trabajadores y trabajadoras y Nuevos paisajes.
Como principal novedad de la exposición, su comisaria subraya «el hecho de haber presentado toda la obra no solo la más conocida, que es la de los años 20″ y añade que su pintura evoluciona con el tiempo y «traduce también un país (Brasil) que se transforma muchísimo».
Tarsila do Amaral
La exposición Tarsila do Amaral. Pintando el Brasil moderno está organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y le GrandPalaisRmn
Fechas: Del 21 febrero al 1 de junio
Lugar: Salas 202 y 203 del Museo Guggenheim Bilbao.
Equipo curatorial: Cecilia Braschi, comisaria principal y curator de la exposición en París, y Geaninne Gutiérrez-Guimarães, comisaria en Bilbao
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