Raha Amirfazli: el cine iraní contra la censura y el odio

Con su ópera prima, Tierra de hermanos (Dar Sarzamin-e Barâdar, 2024), un filme con tres historias de refugiados afganos en Irán durante la invasión estadunidense en Afganistán, los jóvenes cineastas Raha Amirfazli y Alireza Ghasemi se suman a un largo linaje de cineastas iraníes que incluye al mítico Abbas Kiarostami, pasa por la premio Princesa de Asturias 2024, Marjane Satrapi, y tiene a sendas películas de Ali Abbasi y Mohammad Rasoulof disputando premios Oscar en la venidera entrega de premios.

Como muchos de sus colegas, Amirfazli y Ghasemi optaron por dejar la república islámica, y hoy ella vive en Nueva York y él en París, desde donde cosechan los frutos de su primer largometraje conjunto, grabado en Teherán, que se exhibe ahora en México después de su estreno, en diciembre pasado, en la 76 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional y de antes haber ganado el premio a Mejor dirección del festival de Sundance, en su premier mundial, hace justo un año, en enero.

En entrevista desde su nuevo hogar, Raha Amirfazli observa con enojo y tristeza que la política de Donald Trump contra los migrantes, en su nueva etapa al frente del gobierno de Estados Unidos, es “exactamente igual” a la del gobierno islámico iraní hacia los migrantes y refugiados de Afganistán.

Tierra de hermanos entreteje a lo largo de dos décadas las historias de Mohammad, Leila y Qasem, desplazados a Irán como consecuencia de la invasión estadunidense al vecino Afganistán (2001-2021). En la película se tocan temas como la homosexualidad y las violaciones, la xenofobia, el terror a la deportación o el reclutamiento de refugiados para misiones militares a cambio de una ciudadanía.

Raha Amirfazli cuenta que ella y Ghasemi se conocieron en la Universidad de Arte de Teherán, trabajaron juntos en un set y después en su corto Solar Eclipse (2021).

Hija única, la joven cineasta dice que fue introvertida desde la infancia. Empezó a estudiar medicina, pero su destino la reencaminó hacia el cine.

“Como hija única e introvertida resides en tu propia imaginación y ves tus juguetes o te imaginas amigos imaginarios y te cuentas historias sobre ellos. Desde muy joven empecé a contar historias. El autobús de casa a la escuela era como una carroza para mí. Y era agradable dirigir ese carruaje. Viví en el mundo imaginario que hice para mí misma y esas historias han estado conmigo desde muy joven. Por supuesto, todos los padres iraníes sueñan con que sus hijos tengan una profesión segura, así que estudié el bachillerato con miras a convertirme en doctora. Y, en algún momento, supe que mi destino no era ese y que me sentía más a salvo en casa con mi propio mundo de imaginación.

“Soy muy feliz cuando me siento a escribir y estoy con esos amigos imaginarios de nuevo, cuando estoy con esos personajes que estoy construyendo; puedo verlos y hablar con ellos, y ellos conmigo.”, dice la directora.

Entre los cineastas que la han inspirado e influido están los iraníes Sohrab Shaheed Salles y Abbas Kiarostami, el austríaco Billy Wilder y, más contemporánea, la estadunidense Kelly Reichardt.

¿Por qué decidieron usted y Ghasemi debutar con un filme sobre refugiados afganos?

Ambos crecimos con amigos afganos, amigos cercanos desde la infancia. Además, tuvimos compañeros de trabajo afganos en el teatro y en el cine, así que estábamos familiarizados con las historias de los refugiados en Teherán. Estábamos conscientes de que no hay tantos buenos filmes que muestren las circunstancias reales en que ellos viven en Irán, así que decidimos que queríamos contar estas historias y hacer una buena representación de sus vidas reales.

¿Cómo encontraron esas tres historias y cómo las fueron convirtiendo en película?

Empezamos a reunir las historias, a investigar; escuchamos podcasts, leímos libros, hablamos con nuestros amigos. La última etapa en la construcción de los personajes vino con el casting: tuvimos a muchos refugiados afganos que vinieron a nuestras oficinas para hablar con nosotros; había actores de teatro y no actores, artistas. Cada uno esperaba tener un papel. Escuchamos muchas de sus historias reales; sabíamos así que las nuestras son auténticas y representan bien lo que les sucedió a ellos. Cada capítulo de Tierra de hermanos es la experiencia común de muchos refugiados afganos en Irán. Estábamos haciendo una película honesta. Después, descubrimos a nuestros tres principales actores (Mohammad Hosseini, Mohammad; Hamideh Jafari, Leila; y Bashir Nikzad, Qasem), quienes nos ayudaron a construir a los personajes porque tenían experiencias muy similares a sus personajes.

¿Por qué tres historias y a través de un largo periodo, casi lo que va del siglo?

Cuando Alireza y yo nos sentamos a escribir el guión sabíamos que el tema de los refugiados afganos y las leyes iraníes que les obligan a salir del país no es algo nuevo en nuestra sociedad, existe desde que migraron a nuestro país y lo hemos visto desde la infancia. Necesitábamos una estructura que pudiera decirle al espectador que este tema estaba ahí desde hacía tiempo y que si no lo abordamos va a continuar creciendo. Necesitamos mostrar que esta injusticia con los refugiados tiene por lo menos 20 años y sigue sucediendo, empeora. Plantear la película en tres fases fue un modo de mostrar que la situación puede continuar, que en 10 o 20 años, será la misma, y podemos hacer otras películas diciendo que las leyes siguen intactas y que las condiciones de los refugiados afganos en Irán no han mejorado.

Los personajes son de diferentes edades y géneros. En la primera escena aparecen juntos; después, siguen sus propias historias, aunque se tocan otra vez. ¿Cómo lograron entretejerlas?

Fue muy importante para nosotros mostrar diferentes personajes de diferentes géneros y edades en diferentes circunstancias. Sabíamos que las dificultades que los afganos están viviendo no son solo una cosa, es un problema que está atrapando toda su vida, todos los aspectos de sus vidas. Queríamos incluir varias historias para mencionar que esto está tomando en serio todas sus vidas y las está afectando profundamente. Esa fue una de las razones por las que queríamos contar diferentes historias en tres capítulos. El filme empieza con la invasión de Estados Unidos a Afganistán y termina con el regreso del talibán a Afganistán. Queríamos mostrar que, sin importar lo que está pasando en Afganistán en sí y la situación política, la situación de los refugiados afganos en Irán sigue igual, el gobierno sigue queriendo expulsarlos sin importar lo que ocurra en Afganistán.

¿Cómo ha sido recibida la película en Irán?

Desafortunadamente, debido a la censura, no hemos tenido la oportunidad de exhibir el filme en Irán, esperamos que con la tecnología podamos llevarlo a la audiencia iraní, que les sea más fácil conseguir el filme sin pasar por la censura del gobierno. Creo que los iraníes tendrán la misma reacción que hay en el filme con los distintos personajes iraníes en cada episodio. En el primer episodio, hay iraníes que son policías o soldados, forzados a discriminar a los refugiados, excepto Asgari (Hajeer Moradi), que es totalmente diferente. En el segundo, los personajes iraníes son más comprensivos y más compasivos con los afganos, con Leila, su esposo e hijo, hasta que su propia seguridad está en riesgo. En el tercero, tratamos con el gobierno en sí mismo, que no tiene respeto hacia los refugiados e intenta expulsarlos. Estos personajes inspiraron las diferentes clases de la sociedad, así que creo que el público iraní que vea el filme se preguntará si esas leyes son humanitarias e intentará que la situación sea mejor para los refugiados. Habrá quien no acogerá la película, porque cree que los problemas de los iraníes son más importantes. El filme estará entre esas dos posturas. Como cineastas, debemos hablar del tema. Tengo mucha esperanza de que se abrirá la conversación sobre temas como los matrimonios forzados, las leyes para expulsar a afganos, cómo viven los refugiados y cómo la sociedad iraní los ayuda.

Hamideh Jafari en 'Tierra de hermanos'. (IMDb)
Hamideh Jafari en ‘Tierra de hermanos’. (IMDb)

Hace algunos años se proyectó en México Sonita (2015), el documental sobre la joven rapera afgana y activista contra los matrimonios forzados refugiada en Irán, Sonita Alizadeh, que filmó la cineasta iraní Rokhsareh Ghaemmaghami. ¿Considera que hay una preocupación de artistas y cineastas iraníes por la situación de los refugiados afganos?

Es una de las cosas más tristes sobre la que hablamos en detalle Alireza y yo antes de realizar Tierra de hermanos. Estábamos muy tristes porque en los filmes de ficción iraníes no hay muchos representantes de la comunidad afgana. Si miras la cultura pop, las series y películas en Irán, desafortunadamente los afganos son retratados de dos formas: en comedias muy malas, donde se burlan de ellos, o como víctimas pasivas. Y estoy hablando de una representación muy pequeña, de uno entre 30 filmes. Alireza y yo teníamos conciencia de ello y estábamos muy tristes de esa mala representación.

Tenemos amigos afganos, que saben cómo manejar sus vidas, que son más valientes que los iraníes porque viven en el mismo país pero con más restricciones; son inteligentes, saben proteger a sus familias, protegerse de los peligros. Y fue triste ver que en el cine iraní son retratados como si no tuvieran voluntad. Así que la primera cosa que acordamos fue que nuestros personajes no serían pasivos, sino que deberían ser activos para resolver sus problemas, inteligentes, que debían proteger a sus familias de los peligros, que debían tener albedrío. Y lo hablamos con los actores para que representaran con justicia a los afganos en Irán.

Ahora que usted y Alireza viven fuera de Irán ¿mantienen contacto con el elenco afgano?

Sí, lo tenemos. Tres de ellos viven en Alemania, han pedido asilo allá. Otro sigue en Irán porque tiene una familia grande y quiere quedarse en el país. Estamos en contacto cotidiano y tratamos de apoyarlos en lo que podamos. Alireza y yo sabemos cómo es el proceso de migrar y lo difícil que es ser separados de la familia. Intentamos apoyarnos entre nosotros desde tres países diferentes. Hacer Tierra de hermanos nos tomó tres años hasta terminarlo, y eso nos hizo muy cercanos, nos volvimos casi como familia, sabemos sus historias de vida, nos conocen de una manera muy profunda, como hermanos y hermanas. Estoy muy feliz de tener esas conexiones y espero que nos veamos pronto.

La cinematografía iraní tiene grandes cineastas y películas. Ahora dos directores iraníes tienen películas compitiendo por los Oscar: Ali Abbasi, con El aprendiz, y Mohammad Rasoulof, con La semilla del fruto sagrado . Pero, la gran mayoría tuvo que exiliarse, incluso la actriz Golshifteh Farahani se exilió. ¿Cómo se siente por esta diáspora?

Para ser honesta, me siento confundida. Tengo esperanza y estoy triste por esta situación. Mi esperanza viene del hecho de que ahora hay tantos de nosotros fuera del país que nuestra diáspora puede hacer una producción totalmente iraní. Fuera de Irán tenemos excelentes actores, directores, guionistas, ingenieros de sonido, diseñadores de escena, de vestuario. Y tengo la esperanza de que si queremos hacer un filme sobre Irán, como el que hizo Ali Abbasi con Holy Spider (Araña sagrada, 2022, filmada en Jordania, sobre un asesino serial de prostitutas en Teherán), podemos hacerlo fácilmente. Hay tantos, tantos iraníes talentosos fuera de Irán que podemos hacer un equipo de producción completo. Y lo que nos une es el hecho de querer hacer buenos filmes sin la presión de la censura. Eso es suficiente para reunirnos y hacer arte hermoso y continuar esta tradición del cine iraní. Estoy muy orgullosa de que el cine iraní sea tan importante en la cinematografía mundial. Pero también estoy triste de que tengamos que refugiarnos en otro país para poder filmar como queremos. Es desgarrador que, para mostrar el cabello de una mujer, tienes que pasar por tantas circunstancias brutales en Irán y arriesgar la vida. No estoy exagerando: los cineastas que aún están en Irán y muestran el cabello de una mujer, arriesgan sus vidas. Es muy triste para mí saber que contamos con estas narraciones poderosas en nuestra cultura, pero tenemos que realizarlas fuera de nuestro país o bajo circunstancias muy duras. Es una mezcla de sensaciones, de esperanza y de mucho dolor.

Fotograma de 'Tierra de hermanos'. (Alpha Violet)
Fotograma de ‘Tierra de hermanos’. (Alpha Violet)

Con la censura en Irán y los obstáculos religiosos que enfrentan ¿cómo es que hay tan excelentes cineastas y excelentes películas iraníes? ¿Cómo esa censura influye en el arte?

Fui muy afortunada de haber llegado en mis estudios con un grupo de cineastas que solo querían hacer buenas películas. Hicieron todo lo posible para que su visión se hiciera realidad. Es algo que nadie puede quitar a un cineasta: la pasión. La pasión es la más poderosa herramienta que un cineasta debe tener en su bolsa. Y, desde que empecé a hacer películas, asumí el hecho de que, como los personajes de nuestra película, debía mentir para protegerme. Y así me presenté. Fui muy afortunada de haber crecido con cineastas que sabían cómo engañar al sistema de censura, cómo ofrecer un guión que no tenía nada que ver con el original para obtener un permiso. Sabían dónde era seguro grabar cosas ilegales, sabían cuándo no hacer eso. Eso me llevó a nunca contar la verdad al sistema de censura para proteger mi pasión. Si empiezas a comprometer tu historia porque el sistema no quiere que lo hagas así, poco a poco empiezas a perder esa pasión porque el resultado del filme está muy lejos de tu idea inicial que trajo felicidad y pasión a tu vida. Así que me formé muy protectora de mi visión del filme e hice todo lo posible para protegerme de los sistemas que querían controlar el producto final.

Y haber ganado el premio de dirección en un festival de películas independientes tan importante como Sundance, ¿cómo ha influido en su visión del cine?

Puedo decir que fue una interacción muy interesante para mí porque el sistema de Hollywood y el studio system eran —y son todavía— muy extraños para mí. Es un sistema en el que no estoy acostumbrada a trabajar, pero puedo apreciar las buenas partes. Ahora no puedo decir si veo mi futuro en ello o no. Definitivamente puedo verme haciendo películas independientes. Ha sido emocionante desde Sundance y ser introducida en la industria aquí en Nueva York.

Y ahora que vive en Nueva York, conoce el tema de la migración mexicana y cómo es la política antiinmigrante de Trump en su nuevo periodo en la Casa Blanca. ¿Qué opina de esta situación? ¿Se siente tocada después de Tierra de hermanos y de su necesidad de migrar?

Esa también es una buena pregunta sobre la que necesitamos hablar más todos los días. Como muchos estadunidenses y migrantes, siento enojo por cómo la nueva administración ha usado su poder. El nuevo gobierno de Trump está usando herramientas con las que no estoy de acuerdo, como las que expongo en mi película, que son las mismas que utiliza el gobierno iraní. Para dar un ejemplo de la película: el gobierno iraní usa la herramienta del odio y la división entre iraníes y afganos que arraiga en la mente de las personas para que gente que habla nuestro mismo idioma, tiene nuestra misma religión y nuestra misma cultura sean vistos como extranjeros, no son de nosotros, no debemos aceptarlos. Y el gobierno de Trump está haciendo exactamente lo mismo de manera extrema. Desafortunadamente, ese discurso de odio y división entre la gente está trabajando a su favor gracias al apoyo de ciertos grupos. Y eso es algo muy triste para mí, porque, como seres humanos, todos somos iguales. Tenemos tantas cosas en común, pero cerramos los ojos y nos enfocamos en que tal persona no habla la misma lengua que yo. Es algo que no puedo aceptar en mi vida. En especial viviendo en Nueva York, raza, religión y género son cosas que no tienen sentido. Ves a tantos seres humanos hermosos alrededor tuyo que te aceptan tal cual eres. Desde mi infancia nunca esperé vivir en un mundo en el que se establecieran fronteras entre las personas por pequeñas diferencias. Como muchos, me despierto todos los días y me enojo al leer las noticias, pero en mi circunstancia actual no estoy segura de las acciones que necesito tomar. Espero que pronto lo descubra y sepa lo que puedo hacer como una pequeña migrante en Nueva York.

AQ

Fuente: Noticia original

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