- Fue coordinado por los investigadores Édgar Alejandro Calderón Alcántar y Anastasia Krutiskaya
El catálogo Fuentes poético-musicales del archivo de música del Colegio de Santa Rosa María de Valladolid, elaborado por Édgar Calderón Alcántar y Anastasia Krutiskaya, fue definido por la doctora Gladys Zamora, directora interina del Conservatorio Nacional de Música (CNM), como “una ventana para entender, al mismo tiempo, las prácticas musicales y las preferencias poéticas en la segunda mitad del siglo XVIII en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia”.
Durante la presentación del volumen, realizada el viernes 14 de febrero en la Sala 34 Alfredo Bablot del CNM, perteneciente a la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Gladys Zamora recordó que el Colegio de Santa Rosa María de Valladolid fue un espacio de educación femenina y cristiana donde, más allá de la instrucción de la aritmética, la hagiografía, o las labores culinarias, se destacó la instrucción musical. “Los papeles pautados que dan muestra de ello han despertado el interés de los investigadores desde principios del siglo XX”.
El libro informa sobre villancicos, pastorelas, arias, comedias y autos sacramentales, entre otros, que forman parte de los 181 manuscritos del Archivo de Música del Colegio de Santa Rosa María de Valladolid, resguardados por el Conservatorio de las Rosas, ubicado en la ciudad de Morelia.
Édgar Calderón, docente del CNM y especialista en Musicología, afirmó que se trata de uno de los archivos más significativos en la documentación y la historiografía de la música en México desde el periodo novohispano. Asimismo, recordó que el estudio de este archivo inició con una publicación de Miguel Bernal Jiménez, que data de 1939.
Ahora, 85 años después, “retomamos este archivo, considerando que la documentación musical y el estado de la investigación cambiaron sustancialmente en relación con lo que había propuesto Bernal Jiménez”, puntualizó el investigador.
También destacó que el catálogo vincula dos áreas de estudio: la filología y la musicología. Y cuenta con la participación de alumnos y alumnas de ambas especialidades que trabajaron en equipo estableciendo un puente interdisciplinario.
Por su parte, la doctora Anastasia Krutiskaya comentó: “Partimos de la idea de que cualquier fenómeno al que nos acercamos es complejo y que ninguna solución puede ser ofrecida desde una sola visión. Existe una necesidad de ver los fenómenos culturales en general, musicales, literarios, históricos, desde esa perspectiva compleja, donde necesariamente tenemos que juntarnos para colaborar”.
La especialista en filología apuntó que lo que hizo en su momento Miguel Bernal Jiménez, más que un catálogo fue un inventario. “Uno de nuestros hallazgos es que se trata de un gran acervo, no porque tiene 181 composiciones poético-musicales, sino porque hay documentos de prácticas rituales específicas domésticas y una tradición musical y literaria que ofrece una mirada de cómo era la mentalidad de la época”, concluyó.
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