La relación entre la música regional mexicana y los grupos del narcotráfico ha sido un tema recurrente, pero recientemente, las amenazas hacia artistas como Peso Pluma y Natanael Cano han puesto nuevamente el foco en este fenómeno. Estos incidentes reflejan el complejo panorama en el que la música, la cultura y el crimen organizado se entrecruzan.
Peso Pluma bajo amenaza
El intérprete de corridos tumbados, Peso Pluma, enfrentó amenazas directas en Tijuana, donde aparecieron narcomantas atribuidas a un grupo criminal conocido como Los Chapitos. En los mensajes, se le advertía que no se presentara en la ciudad, generando un debate sobre la influencia del narcotráfico en las giras y eventos de los artistas.
De alguna forma, el narco ganó y Peso tuvo que saltarse ese concierto para evitarse lo que pudo convertirse en una tragedia. Aunque el gobierno intervino no se dio una solución concreta al problema que representaba.
Natanael Cano y la cancelación de conciertos
Por su parte, Natanael Cano, otro de los grandes exponentes del género, canceló presentaciones en Jalisco y Guanajuato hace solo una semana luego de recibir amenazas similares. Estas advertencias suelen estar relacionadas con rivalidades entre cárteles y el supuesto uso de las canciones de estos artistas como «himnos» de ciertos grupos.
Natanael también es acusado de ser uno de los financiadores de un grupo delictivo conocido como ‘Los Salazares’, por lo que actualmente hay muchas repercusiones en su contra por parte de Los Chapitos y Los Matasalas.
Los Chapitos y Los Matasalas
En este contexto, Los Chapitos, una facción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, han tomado protagonismo. Su influencia no solo abarca actividades criminales, sino también su impacto en la cultura popular, al inspirar corridos que glorifican sus acciones. Por otro lado, grupos como Los Matasalas, conocidos por su brutalidad en estados como Jalisco y Michoacán, también han utilizado la música como un medio para proyectar poder e intimidación.
La música como espejo social
Los corridos son un reflejo de la realidad en México, donde la violencia y el narcotráfico forman parte del día a día.
Con artistas bajo amenaza y la música en la mira de los grupos criminales, el debate sobre la libertad de expresión y las responsabilidades sociales en el arte está más vigente que nunca. ¿Dónde está el límite entre documentar la realidad y convertirse en un blanco?
Este panorama sombrío nos recuerda que la música, aunque poderosa, también puede ser un arma de doble filo en la compleja realidad mexicana.
Fuente: Noticia original