La traductora al español de literatura alemana antifascista y del exilio premiada en Berlín

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La medalla Goethe es el premio más importante de la política cultural exterior de Alemania, y este año ha recaído en Claudia Cabrera, una de las mejores traductoras teatrales y literarias del alemán en México. Desde 1994, ha traducido al español más de 60 novelas, obras de teatro y libros de no ficción, entre ellos obras de Rainer Werner Fassbinder, Julia Franck, Franz Kafka, Heiner Müller, Robert Musil, Silke Scheuermann y, más recientemente, Anna Seghers.

En una entrevista con la Deutsche Welle, Cabrera, que compartió galardón con la chilena Carmen Romero y la macedonia Iskra Geshoska, ha declarado que busca de forma premeditada traducir literatura antifascista pensada y creada en el exilio, como es el caso de Seghers, con la esperanza de que esas experiencias ayuden al diálogo entre naciones y contribuyan a comprender mejor el pasado en función del presente.

Cabrera fue al colegio alemán en México, una tradición familiar que arrancó con la llegada al país de un tío abuelo casado con una judía húngara. Llegaron en 1944, huyendo del régimen nacionalsocialista en Alemania, pero la seguridad no hizo que su tía abuela se sintiera cómoda en su nueva vida. Que se desarraigara. Envió a su única hija a la escuela alemana y los padres de Claudia hicieron lo propio, abriendo con ello la puerta al conocimiento de un idioma y una cultura que después se convirtieron en profesión.

No solo el idioma, también el exilio de su tía abuela ejerció gran influencia en Cabrera. Por eso, tradujo, sobre todo, obras de la literatura alemana del exilio y, por encima de todas las firmadas por Seghers, una escritora olvidada pese a la profundidad y relevancia de sus obras. Hija de un comerciante de arte, Seghers, que en realidad se llamaba Nety Reili, creció en el seno de una familia judía ortodoxa, aunque su religión fue el comunismo. Esa combinación llamó pronto la atención de la Gestapo. Fue arrestada. Sus libros fueron prohibidos o quemados y, como tantos otros judíos y comunistas, todas las puertas se le cerraron salvo las del exilio. Ella se instaló en Ciudad de México, donde fundó el club antifascista Heinrich Heine.

En junio de 1943, la escritora resultó gravemente herida en un accidente de tráfico, lo que le hizo pasar un largo tiempo en el hospital. Para entonces, ya había publicado Tránsito, la séptima cruz, libro que llevó al cine un año más tarde el director de cine polaco y ganador de cuatro Oscar Fred Zinemann, lo que hizo a Anna Seghers mundialmente conocida.

Cabrera tradujo también más de 20 obras de teatro contemporáneas que posteriormente se llevaron al escenario. Esto no es algo habitual, dado que la prosa y el arte dramático constituyen dos estilos completamente diferentes. La mayoría de los autores y autoras, así como también los traductores y traductoras, se especializan en un único género. Traducir una obra de teatro requiere una mano y un olfato diferentes a los necesarios, por ejemplo, para una novela o un libro técnico. Prácticamente todo es distinto en estos dos géneros: la lengua y los tiempos, la estructura del texto y la manera de trabajar. Se necesitan habilidades totalmente diferentes, pero Cabrera las tiene.

Fuente: Noticia original

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