La Casa Blanca confirma que Trump impondrá aranceles del 25% contra México y Canadá a partir de este sábado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pondrá en marcha a partir de este sábado los aranceles del 25% sobre los productos de México y Canadá, y el 10% sobre China, con los que había amagado a lo largo de los últimos meses, según ha confirmado su portavoz, Karoline Leavitt, este viernes en la rueda de prensa diaria de la Casa Blanca. Leavitt no ha dado detalles sobre qué productos quedarán afectados o cómo se aplicará la medida, una de las principales advertencias de Trump ya desde la campaña electoral y que amenaza con desatar una guerra comercial con los principales vecinos estadounidenses que tendría graves consecuencias para los tres países y para la economía global.

En la misma comparecencia, la portavoz ha precisado que Trump aún no cuenta con un calendario sobre la posible imposición de aranceles a los países de la Unión Europea, su principal socio comercial. La portavoz no ha querido indicar si el presidente estadounidense se plantea unos gravámenes generales a toda la UE o si iría país por país.

El presidente estadounidense tiene previsto firmar en las próximas horas una serie de órdenes ejecutivas antes de emprender vuelo a Florida para pasar el fin de semana en su residencia privada, Mar-a-Lago, en West Palm Beach. Se desconoce aún si los aranceles figurarán en ese paquete.

Las advertencias del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles a los bienes de países vecinos y socios comerciales en el acuerdo T-MEC habían puesto en guardia a las empresas y consumidores estadounidenses sobre la posibilidad de una drástica subida de precios en productos de todo tipo, desde los aguacates a la gasolina, pasando por la madera o los componentes de vehículos. Al encarecer las importaciones, el precio final para el ciudadano acaba subiendo.

Ello podría desencadenar la vuelta de la inflación, el gran problema que perjudicó a los consumidores estadounidenses durante el mandato de Joe Biden y que, pese a haber quedado finalmente bajo control, jugó un importante papel en la derrota electoral de los demócratas en noviembre pasado. Durante la campaña electoral, Trump prometió medidas que bajarían los precios desde su primer día en el cargo.

El mismo jueves, en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca, Trump había vuelto a insistir en que impondría los aranceles este mismo sábado, como medida para presionar a los dos países vecinos a que tomen medidas más duras para detener el flujo de inmigrantes y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. También considera que su país mantiene un déficit comercial demasiado alto con ambos países. El presidente estadounidense también había amenazado con gravámenes del 10% a los productos chinos —ya arrastran los recargos que decretó Trump en la guerra comercial con el gigante asiático durante su primer mandato— por el papel de ese país en el tráfico de fentanilo. La Administración de Trump acusa a México de producir y permitir la entrada en Estados Unidos de este opiáceo, que mata cada año alrededor de 100.000 personas en el país. También considera a China responsable de este tráfico porque proporciona, según sostiene, los materiales necesarios para producir el fentanilo.

“Anunciaremos los aranceles a Canadá y México por varias razones. Número uno es la gente que han vertido en nuestro país tan horriblemente y en tanta cantidad. Número dos son las drogas, fentanilo y todo lo demás que han metido en el país. Número tres son los subsidios masivos que estamos dando a Canadá y a México en forma de déficits”, había dicho el presidente en una ceremonia de firma de órdenes ejecutivas en el Despacho Oval.

Hasta el último momento seguía sin estar claro qué productos se verían afectados exactamente. El jueves, Trump precisó que decidiría ese mismo día si finalmente el petróleo estaría incluido en los gravámenes: los dos países socios exportan este combustible a Estados Unidos y los analistas han advertido de que imponer aranceles podría disparar el coste de la gasolina, uno de los productos por los que el estadounidense medio se guía para medir su satisfacción con la marcha de la economía.

El presidente estadounidense también ha señalado que los aranceles que planea imponer podrían aumentar según las medidas que tomaran México y Canadá.

Ambos países vecinos han apuntado que, en caso de que Trump decidiera seguir adelante, adoptarían sus propias iniciativas para gravar a su vez la entrada de productos estadounidenses. Una guerra comercial entre los países norteamericanos tendría consecuencias no solo en los respectivos mercados, sino también en el resto del continente y del mundo. El intercambio comercial entre Estados Unidos y México en los 11 primeros meses de 2024 rondaba los 776.000 millones de dólares. Entre Estados Unidos y Canadá, los 700.000 millones.

“Tenemos preparada una respuesta. Una respuesta firme, contundente pero razonable, e inmediata. No es lo que queremos, pero si él sigue adelante nosotros también actuaremos”, declaró este viernes el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. “No voy a andar con paños calientes. Nuestro país va a afrontar momentos difíciles en los próximos días y semanas”, agregó.

El presidente estadounidense había agitado la amenaza de aranceles contra los socios desde su campaña electoral, y había seguido prometiendo gravámenes antes de su toma de posesión. Ante la amenaza de productos encarecidos, las empresas estadounidenses habían desarrollado planes de contingencia: en diciembre las importaciones de productos aumentaron de manera drástica, según los datos del Departamento de Comercio, en un aparente intento de acumular existencias antes de la entrada en vigor de los aranceles.

Los consumidores también han tratado de adelantarse a una subida de precios. Los datos oficiales muestran un aumento reciente de las compras de productos como pantallas de televisión, de las que México es un gran exportador.

Trump planteó por primera vez gravar los productos de México y Canadá en noviembre pasado, después de ganar las elecciones presidenciales. Entonces subrayó que los aprobaría en su primer día de mandato. Ante aquella amenaza, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habló con Trump por teléfono. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se desplazó hasta Mar-a-Lago para reunirse con él, en un paso que le valió duras críticas en su país. Pese a las buenas palabras sobre aquellas conversaciones, tras tomar posesión como presidente, el 20 de enero, Trump mantuvo su amenaza, aunque la desplazó al 1 de febrero.

La incertidumbre sobre lo que ocurriría el sábado había continuado a lo largo de esta semana. El miércoles, el candidato de Trump a secretario de Comercio, Howard Lutnick, apuntó durante su audiencia de confirmación que México y Canadá podrían evitar la imposición de aranceles a sus productos este mismo sábado si tomaban medidas contra el tráfico de drogas. El banquero matizó, no obstante, que otras tandas de tasas se decidirán a finales de marzo o abril.

Como parte de un despliegue diplomático para evitar las sanciones de este sábado, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, se reunió este miércoles con el secretario de Estado, Marco Rubio, en Washington.

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