EL GRAMMY DARÁ VISIBILIDAD A L@S ARTISTAS EN LATINOAMÉRICA: GABRIELA ORTIZ

“Si la música es tu pasión y ese es tu medio para expresarte, tienes que seguir ahí, no importa lo que suceda afuera”

La compositora mexicana Gabriela Ortiz Torres fue galardonada en la 67ª edición de los Grammy con el premio a la Mejor Composición Clásica Contemporánea por su obra Revolución diamantina. Este álbum también fue reconocido en las categorías de Mejor Compendio Clásico y Mejor Interpretación Orquestal.

Gabriela Ortiz, profesora de la Facultad de Música (FaM), ha colaborado con diversas orquestas de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, como la Filarmónica de Los Ángeles, la Filarmónica de Nueva York, la Sinfónica de Cincinnati, la Nacional Real de Escocia, la Sinfónica Escocesa de la BBC, así como la Filarmónica Real de Liverpool y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.
Ortiz Torres dijo en entrevista: “No sé si mi música tendrá el poder de una transformación social, no sé si Revolución diamantina tiene el poder de transformar la violencia de género hacia un lugar mejor, caminar hacia un lugar más justo y con menos violencia. Yo no sé si mi obra Fractalis cambiará el calentamiento global del planeta. Lo que sí sé es que para mí es un motor para expresarme”.
Ella cree en ese poder. “La música en primera instancia te provoca una emoción, es capaz de hablar de cosas que no pueden ser dichas con palabras”. Y agregó: “No soy ecologista, no soy científica, no pertenezco a ningún colectivo de mujeres que hacen lucha social. Yo hago música, la produzco, la compongo. Pero esto no quiere decir que sea ajena a estas cosas que suceden, que son para mí un punto de vista detonador para generar ideas musicales. Trato de contribuir a través de eso”.

La conciencia y el ballet

Quien vea Revolución diamantina observará a mujeres cantando y gritando. “El ballet está hablando, hay un mensaje que es muy directo. Por ahí hay un poco de texto, son estos eslóganes de estas manifestaciones, son palabras muy poderosas, palabras que nos hacen reflexionar y que nos hacen quizá percibir el ballet de otra manera, con otro tipo de conciencia”.

La Filarmónica de Los Ángeles

Nunca le había pasado que una orquesta como la Filarmónica de Los Ángeles (Gustavo Dudamel es su director musical y artístico) le dijera: “¿qué quieres hacer?”. “Porque normalmente una orquesta te dice: ‘necesitamos una obra de 15 minutos, con solista o sin solista, o para un solista que ya tenemos en mente’… Quiero hacer un ballet, dije. Me gusta mucho la danza, el movimiento”.
A raíz de la marcha de 2019 contra la violencia de género, realizada en las calles de Ciudad de México, su hermano Rubén Ortiz Torres (artista visual) hizo una serie de piezas que tienen los colores con los que se identificaron las manifestantes y que hacen alusión a este movimiento. “La marcha fue como una especie de performance, porque además pintaron la ciudad de diamantina, se coloreó toda de rosa y púrpura”.
Le pareció que era un tema muy interesante y platicando con Juan Villoro, de El Colegio Nacional, le contó que le gustaría trabajar con alguien experto en este tema. Juan le dijo que la persona ideal era Cristina Rivera Garza. “Fue fascinante crear con ella porque su medio son las palabras y el mío son los sonidos”.
Ortiz ya había trabajado el tema de la violencia de género en piezas como Río Bravo, con la poeta Mónica Sánchez Escuer, quien escribió sobre los feminicidios en Ciudad Juárez.
Cuando empezó a trabajar con Cristina hubo tres momentos muy importantes: las marchas de 2019-2020, y el fenómeno de Las Tesis, el grupo feminista chileno que con los textos de Rita Segato hizo un himno que se volvió un performance a nivel masivo.
Durante la marcha de 2020 Gabriela Ortiz estaba en Los Ángeles, en un concierto con la Filarmónica, y publicó un tuit que decía: “por favor, las mujeres que vayan a esta marcha mándenme audios de lo que pasó, no importa cómo los graben, en su teléfono, en una cámara, pero quiero audios, por favor mándeme sonidos”. Y Cristina Rivera Garza, Premio Pulitzer por su obra El invencible verano de Liliana le puso un tema más: la violencia doméstica.

La visibilidad

El Grammy, consideró, le dará visibilidad “al trabajo de una mujer mexicana, compositora, y de un director latinoamericano (Gustavo Dudamel), eso sí me importa porque en realidad a nosotros, en general en Latinoamérica, nos cuesta mucho difundir nuestro trabajo”.
Ha sido difícil estar en las salas europeas, “a mí me ha costado mucho llegar a las salas de conciertos, que la Filarmónica de Berlín me toque una hora, que sea casi de las únicas compositoras vivas, mexicana, a las que les interprete una obra esta Filarmónica”.
La compositora cree que si se abre un espacio para ella, igual lo hacen para los demás. Su disco premiado es el que más Grammys ha ganado en la historia de la Filarmónica de Los Ángeles.

Sus alumnos

Aún con la euforia del premio, Gabriela Ortiz, la profesora de la Facultad de Música, entra a la clase que imparte los martes, y entiende que sus alumnos quieren escuchar el detalle de la ceremonia de los Premios Grammy. Ya habrá tiempo para seguir con las lecciones cotidianas. Por la tarde, sus estudiantes la esperan con un pastel. Tiene una jornada apretada, a las 17 horas estará en un examen de doctorado y en los pasillos de la Facultad uno de ellos tiene dudas sobre una beca para la que está aplicando.
Cuando se le pregunta sobre su papel de docente piensa, ante todo, en contagiar su espíritu a sus alumnos: “Lo que tienen que hacer es creer en ustedes mismos. Eso sí, trabajen mucho, la música tiene que ser su pasión, no digo que sea fácil. Pero yo no tenía nada, no tenía conectes. Empecé como ustedes, tal cual y me he abierto estos espacios porque la música ha sido mi pasión”.

El poder musical

La música la eligió. Desde que recuerda se volvió su pasión. Es una necesidad absolutamente física. “La música es un lenguaje abstracto, entra por el oído y la emoción te atrapa”.
Gabriela Ortiz cree en el poder de la música. “En primera instancia te provoca una emoción, es capaz de hablar de cosas que no pueden ser dichas con palabras. Te puede o no gustar mi música, estoy totalmente de acuerdo con eso, y me puedes criticar en muchas cosas, incluso sobre mi postura estética. Eso es así, y así como recibes felicitaciones también puedes recibir críticas. Pero lo que no va a cambiar es lo que uno siente adentro, lo que uno tiene adentro, y lo que uno quiere decir, y lo que uno debe decir”.
Y añadió: “si la música es tu pasión y ese es tu medio para expresarte, tienes que seguir ahí. No importa lo que suceda afuera, lo que vale es lo que me nutre a mí como artista”.
La música requiere de mucha disciplina y de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, indicó. “Y es lo que hago todos los días, no sé hacer otra cosa. Nunca he estado en puestos políticos, administrativos, no sé hacerlo. Lo que sé hacer es música, y por supuesto me gusta mucho compartir esto con los alumnos y la clase. Aprendo de ellos y ellos de mí. Me encanta que de repente me digan: ‘maestra, ¿ya escuchó este compositor?’. Es una retroalimentación a diario, y eso a mí me nutre muchísimo también, y nutre mucho mi trabajo”.

Fuente: Noticia original

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