Por David Álvarez |
Ciudad de México (EFE).- El mundo está lleno de mentirosos o los ciudadanos son condescendientes con las mentiras, se cuestiona el autor mexicano Jorge F. Hernández en su nuevo libro ‘Alicia nunca miente’, con el que trata de desmontar el “imperio” de falsedades montado sobre sociedades que soportarían hasta que, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, les engañe de su color de pelo.
“Hay un imperio de la mentira muy contagioso(…) Trump puede salir mañana en la televisión y decir: ‘Yo no soy rubio y nunca lo he sido’. Habría una horda vandálica que lo soportaría y le diría que sí”, expresa Hernández en entrevista con EFE acerca de la penetración de la mentira.
Según el columnista y ex agregado cultural de la Embajada de México en España, esto ya ha sucedido con las políticas arancelarias del mandatario estadounidense, con la que “cerca de 70 millones de norteamericanos” piensan que estas tarifas provocan que “paguen los chinos” y en realidad “es al revés”.
Una obsesión con la verdad
En medio de la dominación de la falacia actual nace Adalberto, el protagonista del libro publicado por Alfaguara que, a diferencia del resto, está obsesionado con la verdad y lleva consigo una pequeña libreta para apuntar cada “mentirijilla” de los políticos como Trump, de los economistas o incluso de familiares y amigos; un personaje que al final no deja de ser el propio escritor.
“Yo empecé a contraer síntomas de esta enfermedad, del escepticismo absoluto. Empecé a ver a mi alrededor una serie de condescendencias con la mentira(…) Adalberto tiene mucho de mí, de mis libretas de quejica y detector de mentiras, de revelador de fantasmas”, detalla sobre ese espejo con el que mira a su personaje.
El “pobre diablo” de Adalberto se obsesiona con si la carne que le sirven en los restaurantes es pollo o es roedor, sobre si el fútbol está amañado o si la ropa de marca es realmente de calidad, hasta que un día Alicia (que en griego antiguo significa verdad) lo saca del mundo fantástico de Lewis Carroll.
“¿Qué pasa si se encuentra con una mujer que no dice mentiras?”, reflexiona el autor de 62 años
“Tenía que ser española para demostrarle que el país de las maravillas no solamente es México, sino que esto es un problema mundial, que sucede en casi todos los países y culturas”, responde contundente sobre esta paradoja de la falsedad.
Mentiras históricas y nacionales
Al ser también historiador, Hernández, siente la obligación de desmentir mitos como la similitud del color de las alas del ángel que acompaña a la Virgen de Guadalupe con la bandera mexicana, o la existencia de héroes nacionales aparentemente auténticos, relatos de los que según desarrolla, en definitiva, “todos los países en mayor o menor medida dependen” y “no vas a quitar”.
Aunque insiste en que en su país se miente mucho, pero sobre todo se callan demasiadas verdades, un hecho que no considera un engaño, sino un ‘no comment’, una necesidad de no contar la realidad porque “a veces no te conviene saber el final”.
Sin embargo, como descubre Adalberto, “el amor hacia la literatura” es la única escapatoria al engaño desarrollado por algunos gobiernos y empresas, porque “esa bola de pendejos no lee”.
“Lo que nos va a salvar es el amor. Yo creo que si las generaciones jóvenes realmente se ponen a leer vamos a ganar. En la medida en que nos vean con un libro bajo el brazo, vamos a ganar”, concluye el autor con un gesto de esperanza.
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