El periodista cultural y crítico literario Benjamín G. Rosado (Ávila, 1985) ha sido galardonado este mediodía con el 67º Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. Su primera novela, El vuelo del hombre, se impuso entre 1.156 manuscritos —una cifra récord para el certamen— y le otorga al autor un premio de 30.000 euros. La obra, lejos de inscribirse en la corriente de autoficción o la novela negra que dominó esta edición, se despliega como una exploración literaria en estado puro: un relato donde las fronteras entre lo escrito y lo vivido se desdibujan hasta lo insólito.
El jurado, compuesto por Rafael Arias, Pere Gimferrer, Lola Pons, Elena Ramírez y Jesús Carrasco (ganador de la edición anterior), ha elogiado la audacia narrativa de Rosado: El vuelo del hombre es «una investigación literaria sorprendente sobre el poder de la ficción para transformar la realidad, que despliega historias dentro de historias». Han señalado, además, su linaje literario, inscribiéndolo en la tradición de grandes fabuladores como Paul Auster, Enrique Vila-Matas o Roberto Bolaño. La entrega del premio se ha dado en el Gran Teatre del Liceu.
La novela sigue la historia de Diego Marín, un escritor que, tras el éxito fulgurante de su libro Ciudad Café, cae en una crisis creativa que lo empuja a una deriva existencial. La obra que lo catapultó a la fama nació de un encuentro fortuito en Chile con el profesor Castro, un maestro retirado que le inspiró la historia de un piloto que sobrevuela Latinoamérica en un tiempo de utopías nacientes. Pero el éxito editorial es un arma de doble filo: Marín, incapaz de gestionar la atención mediática ni de volver a escribir, se exilia en Nueva York en un intento de fuga de sí mismo.
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Cuando su nombre parece destinado al olvido, un acontecimiento inesperado irrumpe en su vida: su editor le llama para informarle de un suceso inquietante. En la selva colombiana ha fallecido un piloto llamado Lucho Ortega, idéntico en nombre y en ciertos detalles biográficos al personaje que Marín había creado años atrás. La noticia lo sacude. Lo obliga a moverse. Y así, con la premisa de desentrañar el misterio de su propia ficción hecha carne, Marín emprende un viaje que lo llevará al corazón de un enigma en el que literatura y realidad se entrelazan en una danza febril.
Entre la investigación literaria y la aventura, entre la metaliteratura y el thriller, El vuelo del hombre propone un juego de espejos donde la ficción no solo imita la vida, sino que la altera, la condiciona y, quizás, la escribe.
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