El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue adelante con sus planes para convertir la Franja de Gaza en un resort turístico de lujo. “La Riviera de Oriente Próximo”, una idea incendiaria inspirada en su yerno, Jared Kushner. La Casa Blanca contempla tomar el control del enclave palestino “a largo plazo” cuando acabe la guerra con Hamás, y contempla hacerlo sin la necesidad de desplegar tropas estadounidenses sobre el territorio. Una quimera.
Pocos parecen dispuestos a llevar a cabo los planes de la Administración Trump. Pero esos pocos se concentran en el Gobierno de coalición israelí. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, recibió la propuesta de buen grado, y su titular de Defensa, Israel Katz, ordenó a las Fuerzas de Defensa israelíes que pusieran en marcha los preparativos para forzar la “salida voluntaria” de los palestinos de Gaza. Paso previo a la ocupación de la Franja.
La politóloga Anwar Mhajne, catedrática en Stonehill College, arroja algo de luz sobre la estrategia de Trump en conversación con Artículo14.
Rueda de prensa conjunta en la Casa Blanca entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu
–¿Cree que Trump va en serio cuando dice que quiere controlar Gaza?
–La propuesta de Trump de controlar Gaza parece más una declaración política que un plan concreto y ejecutable. Dados los desafíos logísticos, políticos y militares de tal empresa, parece poco probable que tenga una estrategia detallada o viable. Sin embargo, sus declaraciones señalan una postura ideológica más amplia que se alinea con las políticas de línea dura pro-Israel. También está convirtiendo la limpieza étnica en una de las principales prioridades de la política exterior estadounidense.
Palestinos desplazados, entre ellos mujeres y niños, se dirigen del sur al norte de Gaza por la carretera de Al Rashid, en el centro de la Franja de Gaza
–¿Considera que el plan contaba con el visto bueno de Netanyahu?
–Aunque Netanyahu no ha respaldado explícitamente un plan de este tipo, se alinea con la agenda más amplia de la derecha israelí que pretende reducir la presencia palestina en Gaza. También es posible que Netanyahu se muestre cauto a la hora de apoyar abiertamente una idea que corre el riesgo de provocar graves reacciones internacionales e inestabilidad regional.
–Haría falta una ocupación estadounidense de la zona, que además comportaría la expulsión forzada de los dos millones de gazatíes que residen en la Franja. ¿Qué supondría esto?
–Una ocupación estadounidense provocaría probablemente una inestabilidad regional masiva, una intensa resistencia por parte de los grupos palestinos y una condena generalizada por parte de la comunidad internacional. La expulsión forzosa de los habitantes de Gaza se consideraría una violación del derecho internacional y podría equivaler a una limpieza étnica, lo que acarrearía graves consecuencias diplomáticas para Estados Unidos e Israel. Militarmente, requeriría un gran despliegue de tropas estadounidenses, lo que podría suscitar una importante oposición nacional y mundial.
Miles de palestinos cruzan la calle Rashid
Los países árabes, en particular Egipto y Jordania –ambos estrechos aliados de Estados Unidos– ya han condenado tales propuestas y rechazado cualquier plan para absorber más refugiados palestinos. Arabia Saudí también se ha opuesto firmemente a cualquier desplazamiento forzoso de palestinos, emitiendo una rara declaración nocturna en la que rechaza la idea del traslado. Riad ha reiterado que no normalizará las relaciones con Israel –uno de los objetivos clave de la política exterior de Trump– sin el establecimiento de un Estado palestino que incluya Gaza. Cualquier traslado forzoso de gazatíes se consideraría una afrenta directa a las naciones árabes, lo que desestabilizaría aún más las relaciones diplomáticas y podría incitar a un malestar regional más amplio.
Una zona acordonada por combatientes armados durante la liberación del rehén israelí Agam Berger
–¿Cómo pueden influir las declaraciones de Trump a las negociaciones para la segunda fase del alto el fuego?
–Sus declaraciones podrían socavar gravemente las negociaciones de alto el fuego al reforzar los temores palestinos a un desplazamiento permanente y debilitar los incentivos de Hamás para negociar. También corren el riesgo de alienar a Estados árabes cruciales para mediar en los esfuerzos de paz, como Egipto, Jordania y Arabia Saudí, que ya han condenado tales planes. La resistencia de estos países podría dificultar la mediación diplomática y tensar las relaciones de Estados Unidos con socios regionales clave.
La firme postura de Arabia Saudí contra los desplazamientos forzosos también podría complicar los esfuerzos de Estados Unidos por incorporarla a una alianza regional más amplia con Israel. Además, la retórica de Trump podría envalentonar a las facciones de línea dura de ambos bandos, alimentando más violencia y dificultando aún más la desescalada. Al introducir propuestas tan extremas en el discurso, Trump no solo corre el riesgo de hacer descarrilar las negociaciones de alto el fuego, sino también de exacerbar la inestabilidad en Oriente Próximo.
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