Miguel de Unamuno llegó a Salamanca en 1891 al ganar la Cátedra de Griego de la Universidad. Entonces no lo sabía, pero esta ciudad pronto se convertiría en su refugio, en su inspiración y en el escenario de sus logros y controversias. Rector de la Universidad de Salamanca, concejal y hasta alcalde honorífico, Unamuno dejó una huella imborrable en la ciudad, tanto en el ámbito académico como en el cultural y político.
“Del corazón en las honduras guardo tu alma robusta; cuando yo muera guarda, dorada Salamanca mía, tú mi recuerdo. Y cuando el sol al acostarse encienda el oro secular que te recama, con tu lenguaje, de lo eterno heraldo, di tú que he sido”, escribió sobre Salamanca, ciudad que amó profundamente y que inspiró muchos de sus poemas, ensayos y novelas. Hoy, casi noventa años después de su muerte, en sus calles y edificios históricos se respira todavía su legado. Y para comprobarlo, no tienes más que acompañarnos por esta completa ruta por la Salamanca unamuniana.
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