A pocos días de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se dibujan los primeros esbozos de lo que podría ser una compleja relación entre su administración y el gobierno de Gustavo Petro en Colombia.
Con profundas diferencias ideológicas y prioridades diferentes, los próximos años podrían estar marcados por tensiones diplomáticas y ajustes en las políticas bilaterales.
El más reciente roce es el “desplante” que le hizo Trump a Petro, ya que el primer mandatario colombiano no figura entre los invitados.
En un mensaje difundido en redes sociales, Petro cuestionó la lista de invitados, asegurando que estaba dominada por figuras de la extrema derecha. “Cuestiono que a la posesión de Trump vaya solo la extrema derecha. No quieren hablar con la diversidad y, por tanto, quieren imponer”, señaló el mandatario.
Cabe mencionar que la ceremonia de investidura se llevará a cabo en el Capitolio de Washington D.C., contará con la presencia de líderes políticos cercanos a Trump, como: Javier Milei, presidente de Argentina; Giorgia Meloni, jefa de gobierno de Italia; y Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil.
Prioridades encontradas y posibles conflictos
La relación entre Petro y Trump estará marcada por diferencias en temas clave como el cambio climático, el narcotráfico, la migración y el comercio. Mientras que Petro ha convertido la lucha ambiental en uno de los pilares de su gobierno internacionalmente, Trump ha mostrado escepticismo frente a la crisis climática. Esto podría dificultar la cooperación en proyectos sostenibles y en la preservación de la Amazonía, un tema que Colombia considera prioritario.
En el ámbito comercial, la posibilidad de que Trump adopte medidas proteccionistas representa un desafío para el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en 2012. Analistas prevén que una renegociación bajo su administración podría incluir aranceles o restricciones que afectarían sectores clave de la economía colombiana, como la agricultura y la industria manufacturera.
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Otro punto crítico será la lucha contra el narcotráfico, donde se anticipa una reducción en la financiación estadounidense, como ya ha venido sucediendo. Esto, sumado a un endurecimiento de las políticas migratorias de Trump, podría generar nuevas tensiones, especialmente en un momento en que Colombia desempeña un papel de tránsito para migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. Frente a ello, el canciller, Gilberto Murillo, ya adelanta medidas de contención y ha anunciado que más vuelos llegarán al país con personas deportadas.
Un escenario internacional que complica el panorama
Los analistas indican que la falta de interés histórico de Trump en América Latina, sumada a su enfoque en conflictos internacionales como la guerra en Ucrania y las tensiones en Israel, podría relegar a la región a un segundo plano en su política exterior. Esto plantea un desafío para Colombia, que busca consolidarse como líder regional y mantener su relevancia en la agenda estadounidense.
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